Exploraciones de petróleo en el Ártico ¿Son posibles?
Bajo la superficie del Ártico se albergan grandes volúmenes de hidrocarburos: según cálculos del USGS, estamos hablando del 20% de las reservas globales de petróleo y gas! A pesar de esta abundancia, en la actualidad la actividad exploratoria se desarrolla únicamente en tierras en Rusia y Alaska (EE. UU.). Ahora bien, ¿por qué la exploración de crudo en el Ártico es tan limitada?
Reservas petroleras del Ártico
Adentrémonos en más detalles y tratemos de comprender exactamente la magnitud del petróleo presente y quién, en teoría, tendría derecho a extraerlo. Como mencionamos anteriormente, las reservas de hidrocarburos en esta región son abundantes y se estiman en aproximadamente 400 mil millones de barriles de petróleo. De este vasto volumen, se calcula que cerca de 87% se distribuye en siete provincias de la cuenca ártica: cuenca amerasiática, cuenca del Ártico de Alaska, cuenca de Barents oriental, cuenca del Rift de Groenlandia oriental, cuenca de Groenlandia occidental/Canadá oriental, cuenca de Siberia occidental y cuenca de Yenisei-Khatanga.
Desde el punto de vista jurídico, existen ocho naciones ubicadas dentro del Círculo Polar Ártico: Canadá, Dinamarca (a través de Groenlandia), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos. Sin embargo, Finlandia y Suecia no limitan con el Océano Ártico y, por ende, carecen de derechos jurisdiccionales sobre porciones del lecho marino ártico.
De este modo, estos ocho países, en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, cuentan con una zona económica exclusiva que se extiende aproximadamente 200 millas mar adentro desde sus costas. Es evidente que la delimitación precisa de estas zonas continúa siendo motivo de debates y controversias territoriales: todos desean controlar aquellas áreas con los yacimientos de hidrocarburos más ricos.
Desafíos en la exploración petrolera en el Ártico
Incluso para potencias del calibre de Estados Unidos y Rusia, la exploración petrolera en el Ártico representa un auténtico desafío. ¿Por qué? El Ártico es frío, remoto, oscuro y requiere una elevada inversión para la exploración. En lo que respecta a este último punto, la rentabilidad se materializa únicamente cuando los ingresos superan los egresos: en consecuencia, las compañías petroleras buscan obtener los yacimientos más extensos para maximizar sus ganancias y evitar pérdidas.
¿Entonces, por qué la exploración en esta región resulta tan costosa? Podemos identificar varias razones:
- Las condiciones climáticas son extremadamente rigurosas, lo que demanda equipamiento especializado;
- El terreno presenta malas condiciones, requiriendo medidas de preparación para evitar hundimientos de estructuras;
- Los pantanos de la tundra ártica pueden complicar la minería durante los períodos más cálidos del año;
- El hielo acumulado puede deteriorar estructuras marítimas, dificultando el transporte de materiales, personal, equipamiento y crudo;
- La obtención de repuestos para equipos en corto plazo resulta desafiante;
- Las infraestructuras de transporte y suministro son limitadas,
- Incrementando los gastos;
- Se requiere un salario superior al promedio para atraer trabajadores a una región tan adversa.
Estos desafíos implican que el gasto de la exploración y producción de petróleo en el Ártico es casi el doble en comparación con otras zonas. No obstante, la abundancia de recursos de petróleo y gas ha captado el interés de varias compañías en los últimos tiempos.
Por otro lado, afortunadamente, el mundo está iniciando un cambio, alejándose de los combustibles fósiles. Grupos ecologistas han censurado los planes de exploración en el Ártico por ser incoherentes con los compromisos de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, existe una creciente presión política para restringir la extracción de petróleo y gas.
En resumen, es un asunto sumamente delicado, y es posible que realizar importantes inversiones en la búsqueda de hidrocarburos en el Ártico no sea congruente con el momento actual. Invertir en alternativas más ecológicas en lugares distintos sería, sin duda, una decisión más inteligente. Sin embargo, entre decirlo y llevarlo a cabo, hay un largo trecho.
Esperaremos y veremos.
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